Arquitectura sin Arquitectos


En 1964, Bernard Rudofsky escribe el libro de Arquitectura sin arquitectos. En él, evidencia que la arquitectura vernácula, olvidada por la modernidad durante tiempo, tenía valores propios, tanto estéticos como funcionales, que podían ser considerados por los arquitectos a la hora de trabajar. Hoy sigue habiendo mucha -muchísima- arquitectura que no pasa ni por la cabeza, ni planos de un proyectista y son construidas por sus propios habitantes en las periferias de las grandes urbes sin la participación de los arquitectos que, en muchos casos, ven en ellas gran cantidad de problemas; ideas que, si bien son acertadas, no pueden evitar que es una realidad que existe de forma cotidiana para muchos.

Existe un modo de construir cuyo origen es el momento en que el hombre crea su hábitat, su propio espacio, no responde a estilos, no representa épocas, no necesita de arquitectos, son quienes las habitan los encargados de modelarlas, ha estado allí, testigo de la cultura de los hombres: la arquitectura vernácula. Se puede resumir el concepto de arquitectura vernácula como el proceso de creación arquitectónica que no requiere de un arquitecto, que es instintivo, utiliza materiales tradicionales y sustentables, y responde a las necesidades del individuo y su entorno. “ Se trata de un proceso a través del cual el orden de un edificio o de una ciudad surgen directamente de la naturaleza de la gente, los animales, las plantas y la materia que lo componen" (1981:21) Christopher Alexander

La arquitectura vernácula representa la mayoría de los edificios y asentamientos creados en sociedades preindustriales e incluye una amplia gama de edificios, tradiciones de construcción y métodos de construcción. Los edificios vernáculos son típicamente simples y prácticos, ya sean casas residenciales o construidos para otros fines.

La arquitectura vernácula se puede contrastar con la arquitectura de élite o educada, que se caracteriza por elementos estilísticos de diseño incorporados intencionalmente con fines estéticos que van más allá de los requisitos funcionales de un edificio. En Arquitectura sin arquitectos el teórico huye de la restringida disciplina que ha gobernado nuestro sentido de la historia de la arquitectura y analiza el arte de construir como un fenómeno universal. Dejando de lado los prejuicios geográficos y sociales que han eclipsado lo que él considera una panorámica total de la arquitectura


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